jueves, 31 de marzo de 2016

Al borde de la muerte .

    
    El dolor en los brazos y las ampollas de las manos no apreciaban el trabajo de Ana, mi madre, para   aminorar con sus costuras y artificios, los dolores causados por el continuo uso de aparatos y muletas, yo me sentía grande con unos zapatos negros parecidos a los del famoso Monstruo creado  por Frankenstein pero necesarios para el correcto funcionamiento del implemento médico, los zapatos contrastaban con el color verde artificial de la cubierta, la embarcación más grande de lo que imaginaba,  me impactó con su blanco porte, su nombre  y una gran figura de la Compañía Naviera del Ferry que resaltaba en azul, una acuarela de colores que hubiese sido la envidia de cualquier photoshop de la actualidad, la emoción no apartaba lo difícil que resultó subir a bordo con mi madre, ese aparataje delataba una enfermedad que nos hizo sufrir en familia, pero bendita al final de cuentas por que me hizo crecer, y desarrollar una confianza y tenacidad que me permitió desenvolverme como cualquier otro niño normal a pesar de las limitaciones propias de las circunstancias.
    Mis padres siempre exigieron más de mi, y hoy por hoy sus exigencias hicieron la diferencia, sin ser tan severos, nunca fueron complacientes ni permisivos, de manera que no permitían que mi dolor o mejor dicho mi situación, diera pie a manipulaciones infantiles, eso indiscutiblemente forja el carácter y la determinación, una vez a bordo y juntos con papá , salimos a sentarnos en  la parte exterior para ver el mar, en lo que era el muelle de entonces luego de las empanadas, los niños se lanzaban para que les arrojaran monedas , debiendo haber allí por lo menos 12 o 15 mts de profundidad , ya se disponía la maniobra para el zarpe, mamá insistía en decirme que íbamos a visitar a la Virgen del Valle para pedirle por mi sanación, que delicia, recuerdo el salobre olor del viento entremezclado con el gasoil y el humo de los motores , mi viejo no me quitaba la vista de encima y me señalaba que no era lo mismo en el barco por sus movimientos de bandeo y cabeceo, se sentía una brisa sabrosa y era un deleite el cambio de azules que veíamos, así como un fluido entrecruzado que luego con los años entendí era el "Efecto de Bernoulli".
    Queriendo ver todo lo evidente y preguntando  más allá de lo que no era, los pescados voladores y hasta unos delfines hicieron un deleite para mis ojos, pero el andamiaje de caballero andante como yo le decía siempre era obstáculo para el libre movimiento y la gente agolpada en el poco espacio, las maletas y bolsos regados reducían la maniobra, lográndome colar hasta el barandal del buque  al lado de lo que eran unas balsas salvavidas, como a mitad de navegación yo seguía con el mismo ímpetu viendo y preguntando sin atender otra cosa que mi afán de descubrir lo nuevo , producto de un repentino bandeo a Babor del buque un pasajero a mi lado derramó un líquido que sostenía y mi muleta resbaló haciéndome perder el equilibrio hacia la borda cayendo entre  la cubierta y la primera baranda, queriendo echarle la culpa a mi condición , lloré de vergüenza , miedo e indignación pero mi viejo me levantó más rápido que el común de la gente se diera cuenta de lo sucedido, cuál Mano de Dios , lejos de increparme por la situación más bien me espetó ¿que le pasa Capitán ?, levántese, "los grandes hombres siempre se levantan así estén al borde de la muerte", llegamos a Margarita, cumplimos con la promesa de mamá y fuimos al santuario a visitar a la "Virgen del Valle", por supuesto comimos pescado frito y disfrutamos de la restinga, pero de regreso no me dejaron acercarme a la cubierta .



martes, 29 de marzo de 2016

La Verdad es hija del tiempo



Cuenta la historia familiar que en una travesía en el antiguo Ferry” María Guevara”entre  Pto La Cruz y Margarita, un niño de apenas 8 años con aparatos y muletas , se salvó de caer por la borda ya que sus incómodos hierros se atascaron con el pasamanos y aparejos de cubierta impidiendo la inminente caída al mar.

Siendo hijo de una pareja de trabajadores públicos , su padre, empleado civil de la Marina de Guerra y la madre, empleada del entonces Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS) en su incipiente sección de máquinas perfo  verificadoras IBM , este joven se vio en la necesidad de convertirse desde muy temprana edad en un guerrero para enfrentar las diferencias que de una u otra forma la vida comenzaba a presentarle con su enfermedad de Legg de Perthes y que con constancia ,empeño, fe y mucho amor familiar le permitieron salir adelante . Nació en Caracas un 29 de Diciembre de 1961, con la naciente Democracia amenazada por las ideologías revolucionarias , siendo el primer varón de las 2das nupcias de su madre antecediéndole 4 hermanas (Thirza Mary,Elsa Marina,Ana Zoraima,Francis Marlene) y siete años después por un hermano.(Alexander José)

Esta enfermedad es una mala formación congénita del fémur  que afecta su funcionamiento físico con la cadera y el pie, obligando a usar a sus poseedores ,de aparatos de suspensión para evitar el desgaste anormal del hueso hasta su normal desarrollo, felizmente esto ocurre en forma satisfactoria luego de usar aparatos y rehabilitación hasta los 12 años, con todo lo que representaba una niñez limitada, fue una infancia muy feliz donde el esfuerzo físico representó un reto que siempre impulsó el deseo de cumplir y trabajar para lograr las metas.

 Pasa el tiempo y retoma una módica actividad física que  a pesar de considerarla normal tenía un marcado antecedente limitante, pero lejos de limitar siempre fué un incentivo para proyectar en el futuro una carrera que ameritaba  de un esfuerzo físico prolongado con disciplina y constancia, es así como se acaricia la idea de la carrera militar, modelado por la presencia de los militares de la familia, un cuñado Oficial del Ejército, otro Oficial de la Guardia Nacional, un primo cadete de la Efofac ,y otro primo piloto de helicópteros de la Fuerza aérea.

El susto señalado en el primer párrafo, junto a visitas  posteriores a instalaciones Navales acompañando al padre en su trabajo y en los hombros de este con todo y aparatos, podrían explicar ese amor por el mar y lo naval, que posteriormente darán razón de vida a su orientación profesional, el hermano recuerda en conversación que el padre en una oportunidad le dijo con orgullo que a pesar de las muletas y su limitación el hijo mayor, en un paseo en el Puerto de La Guaira le había dicho que algún día iba a manejar uno de esos barcos grises.La verdad es hija del tiempo y este permite ver la inmensidad de las verdades.