Por estas oportunidades que nos permite este gran país, disfrute de un concierto que para muchos de los que aquí vivimos, es tan normal como disfrutar de las luces de navidad, el sosiego que proporciona el mar para los marinos o el inconmensurable espectáculo del amanecer y ver salir o ocultarse el sol en el horizonte.
Asistí con mi esposa al concierto de Andrea Boccelli en el Kia Center de
la ciudad de Orlando y créanme que fue un cariño para el alma y el espíritu, un
encuentro con esa parte humana que habiendo aprendido en la Escuela Naval apreciar
la disciplina musical del orfeón reconforta mi memoria de tantos momentos
vividos en mi querida Alma Mater así como en otros espacios culturales y
académicos de aquella Venezuela pujante que nos dio de todo, comparto este
momento vivido porque verdad lo disfrute en cuerpo y alma , sentí que lo pagado
por el evento fue poco para la satisfacción y el recuerdo, no pudiendo dejar de
sentir nostalgia por nuestro terruño, y las cosas que pudimos haber logrado sin
dejarnos traicionar por la seudo politiquería y los errores que como sociedad
cometimos. Por otro lado la organización, las luces, la sincronía de los
ejecutantes músicos cantantes, pintores y el carisma de Boccelli hicieron una
noche de disfrute musical y emocional, hacía falta en lo personal este cariño
para el alma y el espíritu.
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